El expresidente, que no había estado en la sede del Gobierno desde que cedió el poder a Trump en 2017, acompañó a Biden en la firma de un decreto que amplía la cobertura de salud
Barack Obama no había vuelto a la Casa Blanca desde que la abandonó el 20 de enero de 2017 para dejar paso al vencedor de las elecciones presidenciales, Donald Trump. Durante el periodo en el que el republicano ejerció su mandato, el primer hombre negro en ser presidente de Estados Unidos se mantuvo tan lejos como pudo del siempre polémico magnate neoyorquino. Trump desacreditó todo lo que pudo a Obama durante sus ocho años en el poder, acusándole incluso de no haber nacido en EE UU y por tanto no merecer ser presidente.
Este martes, un Obama con pelo cano, envejecido pero con la paz que aporta no estar al pie del cañón cada día, ha visitado la Casa Blanca para recordar los 12 años que han pasado desde que se aprobase la Ley de Asistencia Sanitaria (ACA, en sus siglas en inglés), mucho más conocida con el nombre peyorativo que le dieron sus detractores y que al final ha aceptado como propio, Obamacare.
Bajo los aplausos de una sala entregada al exmandatario, Obama ha bromeado antes de adoptar un tono serio y recordar que cuando este país se propone hacer algo, cuando sus ciudadanos se juntan en un esfuerzo común, se consiguen grandes metas.
“Me gusta estar de vuelta en la Casa Blanca. Hace tiempo que eso no sucedía”, ha comenzado el expresidente, de 60 años. “Confieso que he oído que se han hecho algunos cambios bajo el nuevo presidente desde que yo estuve aquí”, prosiguió el demócrata. “Al parecer, el servicio secreto ahora tiene que llevar gafas de sol tipo aviador”, ha bromeado Obama en referencia a las gafas que suele lucir quien fuera su vicepresidente.
La puesta en escena, con la primera vicepresidenta mujer y la figura de peso que es Obama, sirvió para que Joe Biden firmase este martes un decreto con el que espera conseguir ampliar la cobertura sanitaria y reducir los costos del seguro médico bajo ACA. El objetivo de la orden ejecutiva es que 200,000 habitantes del país que anteriormente no podían beneficiarse de Obamacare puedan acceder a cobertura sanitaria por primera vez, y que otro millón de personas pague menos en sus cuotas mensuales del seguro médico. “ACA no solo ha sobrevivido, sino que es muy popular”, dijo Obama sobre, quizá, su mayor legado político.
La que fuera bestia negra del presidente Trump ha enfrentado más de 70 votaciones en el Congreso para desmantelarla, vaciarla de fondos o modificarla. Frente al Tribunal Supremo ha encarado hasta tres desafíos. Y al menos 14 Estados del total de 50 de la Unión se niegan a que la ley forme parte de sus sistemas sanitarios de atención a los más necesitados (Medicaid y Medicare). Cumplió 10 años en medio de una pandemia que hizo doblegarse al planeta y cuenta con un apoyo de más del 42% de la población.
Obama sigue siendo una de las figuras más populares del Partido Demócrata. Su comparecencia en la Casa Blanca se produce cuando Biden sigue peleándose con las encuestas en medio de una persistente inflación y con la invasión rusa de Ucrania de fondo, que ha causado un efecto dominó en todo el mundo.
“Estar aquí de vuelta, incluso cuando eso supone tener que ponerme una corbata, algo que raramente hago estos días, me da la oportunidad de visitar a alguna de la increíble gente que trabaja en esta Casa Blanca y a favor de este país cada día”, resaltó Obama.
En EE UU no hay un sistema público de salud y la mitad de la población tiene acceso a seguros médicos privados gracias a sus trabajos, mientras que el resto o bien no tiene cobertura o bien la contrata a través de un mercado de seguros a bajo coste creado bajo Obamacare.
Esa ley permite actualmente que más de 31 millones de personas tengan acceso a cobertura sanitaria de menor coste.
Cortesía El País