Pese a restricciones por tercera ola de contagios alternan agrupaciones musicales y sobreviviente de Covid-19, seguridad brilló por su ausencia
Alfredo González
La noche del viernes en la cabecera municipal de Tlaltelulco, pese a las restricciones sanitarias -por pandemia- ordenadas por el Gobierno del Estado, se llevó a cabo un baile popular en el que alternaron cinco agrupaciones musicales entre ellas la de un sobreviviente al coronavirus, evento público organizado por una empresa de espectáculos; al que asistieron una considerable cantidad de personas, las que en medio de una probable ausencia de seguridad y consumo de alcohol
interactuaron por varías horas.
Y es que horas antes, aprovechando la apatía y hasta posible contubernio de las autoridades, en el predio rodeado por sembradíos de maíz que está sobre la calle Miguel Hidalgo (a unos 300 metros de la Presidencia Municipal) se dió comienzo con el habilitado para el armado de escenarios con juego de luces y sonido; que utilizaron para deleite de quienes pagaron 100 pesos por costo de acceso, "Grupo Maravilla", "Resurrección", "Carro Show", "Jorge Domínguez con su grupo Super Class" y en la parte estelar "Exterminador".
Espectáculo nocturno -al que asistieron hombres, mujeres y hasta niños-, que en pleno semáforo naranja por pandemia de coronavirus pasó por alto las medidas de bioseguridad dictadas para la entidad por el Consejo de Salud, que con intención de contener los contagios que registran cifras récord; a la letra ordena la suspensión de bailes, ferias, fiestas masivas públicas y privadas, la venta de alcohol en todo establecimiento a partir de las 19:00 horas y a los municipios coadyuvar para evitar el ambulantaje.
Esa noche mientras la policía estaba concentrada en su central, en las inmediaciones del baile -que no contó siquiera con una ambulancia- personas con lámpara en mano ofrecían lodosos espacios de estacionamiento por 50 pesos toda la noche, de forma alterna por la desatención de las autoridades fueron colocados puestos para la venta-consumo de bebidas y alimentos, que competían con las tiendas de la zona que vendían sin recato el 'frasco para la banda'; en el acceso principal a la "pista de baile" que estaba cercada con láminas de metal, un arco de color blanco que a simple vista simulaba el cumplir con las medidas sanitarias.