El autor defendía esta práctica, sobre la cual indicaba había un prejuicio por parte de la sociedad
"El Cargador de Flores", "Paisaje zapatista", "El Hombre controlador del universo" son solamente algunas de las creaciones por las cuales Diego Rivera es recordado y admirado en todo el mundo. El muralista mexicano es parte de un movimiento artístico posrevolucionario que es parte de la historia del país.
Pese a esto, el personaje también reluce por las peculiaridades que hubo alrededor de su vida: su inclinación por el comunismo, su relación tormentosa con Frida Kahlo, su irreverencia y algunas poco conocidas como la temporada en la que experimentó consumiendo carne humana.
En la autobiografía del autor "Mi arte, mi vida", hay un apartado llamado "Un experimentado el canibal", donde relata en menos de dos páginas su contacto con la práctica de la que aseguraba había sido juzgada de forma irracional bajo el sustento en la superstición.
¿Por qué comió carne humana?
De acuerdo con el autor, durante la etapa en la que se dedicó a investigar sobre la anatomía humana en la Facultad de Medicina tuvo contacto con un texto en el que se hablaba de un experimento francés en el que se daba de comer carne de felino a los gatos. Con esta dieta, los animales crecían más y aparentaban tener más salud.
Esto, indica el autor, lo llevó a replicar este aprendizaje con otros seres vivos. Al ver que funcionaba, él y un grupo de colegas decidieron pasar al siguiente paso y alimentarse con los restos humanos de personas que se encontraban en la morgue.
La mayoría de ellos había llegado al lugar por perder la vida de una manera violenta y, por lo tanto, estaban más frescos, sanos y limpios que los de las personas que habían fallecido por alguna enfermedad o por la vejez.
¿Qué partes eran sus favoritas?
De esta manera, el artista y sus compañeros comieron esta carne durante dos meses. El resultado, escribió, fue importante, debido a que descubrió que sentía una predilección por los restos de mujeres, sobre todo las partes como los pechos, las piernas y el cerebro.
En la obra confiesa además que consumió costillas empanizadas. Nunca hizo mención de por qué no le gustaba el sabor de los hombre o qué lo hacía inferior a su gusto de las mujeres.
El esposo de Frida Kahlo creía que cuando el hombre alcanzara un desarrollo mayor podría entender esta práctica y llevarla a cabo.Pese a que esto podría ser tomado como una confesión, no hay ninguna prueba más de que se cometieron estos actos.
Esto ha llevado a diversos historiadores a dudar de la historia narrada por el pintor, ya que gozaba de la polémica y hacer que su nombre apareciera dentro de las portadas de los diarios; sin embargo, la única persona que supo si esto fue cierto fue el mismo Diego Rivera.