Grecia cumple 11 días en combate titánicos incendios forestales que han arrasado con al menos 35 mil hectáreas a su paso, en medio de una de las peores crisis que ha enfrentado el país helénico.
El fuego baja rápidamente por la montaña y devora las primeras casas. Una sirena de emergencia resuena junto a la orden de abandonar el pueblo de Gouves, en la isla griega de Eubea.
“No quiero, no quiero”, repite entre sollozos una mujer derrumbada sobre las escaleras de entrada
Miles son evacuados de sus hogares en Grecia
Miles de habitantes desesperados de la isla griega de Eubea observaban este domingo cómo devoraba el fuego sus aldeas, sus tierras y sus vidas, en el duodécimo día de incendios que han asolado bosques de Grecia y Turquía.
“La batalla continúa”, dijo el viceministro griego de Protección Civil, Nikos Hardalias, augurando “otra noche difícil” para los bomberos.
Mientras que en Turquía la mayoría de los incendios estaban controlados este domingo, el fuego declarado en la isla de Eubea, la segunda más grande de Grecia, seguía generando una fuerte preocupación.
“Hemos vivido incendios, pero esta situación es algo nunca visto”, declaró Nikos Papaioannou, un vecino de Gouves.
Presa de las llamas desde hace seis días, esta lengua de tierra situada entre Ática y el mar Egeo presentaba un panorama apocalíptico. Por las carreteras, los vecinos rociaban sus terrenos con agua, mientras las llamas seguían consumiendo las zonas boscosas.
Grecia y Turquía, dos países vecinos azotados por la peor ola de calor en décadas, llevan casi dos semanas luchando contra los incendios. Los expertos han relacionado las altas temperaturas con el cambio climático.
Hasta la fecha, dos personas han muerto en Grecia y ocho en Turquía, y decenas han tenido que ser hospitalizadas.
A las puertas de Atenas, el incendio que destruyó decenas de viviendas había perdido intensidad este domingo, según los bomberos griegos. Pero “el riesgo de reactivación es elevado”, advirtió Hardalias.
Un helicóptero evacuó a un bombero herido en el norte de Atenas que trataba de sofocar un foco reactivado. En la isla jónica de Zante, un avión hidrante se estrelló durante la extinción de un pequeño fuego, aunque su piloto salió sano y salvo.
De un lado y otro del Egeo, los bomberos seguían luchando contra las llamas, en la región turca de Mugla y en la península griega del Peloponeso, donde la situación se había estabilizado este domingo.
La principal pesadilla de los bomberos griegos continuaba siendo la inmensa isla montañosa de Eubea, tapizada de pinos y muy popular entre los turistas nacionales y extranjeros.
“¿Cuánto tiempo va a durar este drama?”, cuestionó el exprimer ministro de izquierdas Alexis Tsipras, criticando como muchos la falta de medios aéreos y terrestres.
“Las fuerzas no son suficientes”, recalcó Giorgos Kelaitzidis, vicegobernador de Eubea. “La situación en estos momentos es crítica”, señaló.
Según él, las llamas habrían devorado al menos 35 mil hectáreas y centenares de casas.
Pese a su relieve accidentado, cerca de medio millar de bomberos continuaban su encarnizado combate contra el fuego en el norte de la isla, que ardía de este a oeste, envuelta en una espesa nube de humo y cubierta por una lluvia de cenizas.
Pero, a causa de la dirección del viento, el humo y la falta de la visibilidad, el viceministro griego Nikos Hardalias, consideró “difícil” utilizar los medios aéreos.
El país recibió refuerzos terrestres y aéreos de numerosos países como Ucrania, Rumania o Francia.
“En manos de Dios”
El frente del incendio abarcaría unos 30 km, estimó el sábado el gobernador de la región de Eubea, Fanis Spanos.
“El frente es demasiado grande. Intentamos salvar el pueblo, pero los medios son insuficientes”, dijo Nikos Papaioannou, el habitante de Gouves. “Esto es dramático. Terminaremos todos en el mar”, añadió.
Unos 2 mil habitantes de la isla fueron evacuados y realojados en hoteles.
En la playa de Pefki, de donde fueron evacuados 350 habitantes este domingo, los ferris y los barcos militares esperaban para embarcar a ancianos y personas con discapacidad.
Con las llamas extendiéndose hacia la localidad de Istiaia, devorando viviendas y pinedas, Iraklis, un residente de la zona, declaró a Open TV que “40 mil personas vivirán como muertos vivientes en los próximos años a causa de la destrucción de la región”.
“En los próximos 40 años no tendremos trabajo y en invierno nos ahogaremos bajo las aguas, sin bosques que nos protejan”, declaró desesperado Yannis Selimis, otro habitante de Gouves.
“Estamos en manos de Dios. El Estado está ausente. Si la gente se va, los pueblos seguro que se queman”, añadió el hombre, de 26 años.