La víctima le había prohibido al homicida entrar a su casa hasta que encontrara trabajo y dejara las drogas; el esposo la halló sin vida
Rafael trepó por una barda para ingresar a la casa de su hermana María a matarla. Ella le había prohibido ingresar al domicilio hasta que el homicida trabajara y dejara su adicción a las drogas.
Leonardo, esposo de la víctima, encontró el cadáver de María en una de las habitaciones de la vivienda, en la alcaldía Iztapalapa.
Él, un taxista de la Ciudad de México, llegó a casa en la colonia Santa María Aztahuacán, el domingo casi a medianoche.
Al entrar al lote 68 de la manzana 16, de la calle Cerrada de Nicolás Bravo, el hombre halló a su esposa tirada en el piso de la recámara. Ella sangraba de la cabeza y no respondía.
Por eso, Leonardo pidió ayuda de paramédicos que, al llegar al lugar, indicaron que la víctima de 64 años ya había muerto por los golpes que recibió en la cabeza.
Al enterarse de lo ocurrido, los vecinos mostraron las imágenes de una cámara de vigilancia que habían captado a Rafael cuando escalaba la barda del domicilio.
Según el esposo de la víctima, ella y Rafael habían peleado porque el homicida era un hombre de 45 años, problemático, desempleado y adicto a las drogas.
Por eso, la víctima le había prohibido a su hermano que volviera a su casa. Aunque la policía buscó al homicida, no logró dar con él.