Durante pandemia de Covid-19, incrementaron los casos de suicidio en Tlaxcala, informa Sesa
De acuerdo con datos preliminares, en este año de pandemia de Covid-19, la incidencia de casos de suicidio se ha incrementado en la entidad derivado de los problemas de salud mental que afectan a la población, dio a conocer la responsable estatal de Salud Mental, Leticia Muñoz Romano.
No obstante, y sin precisar el número de sucesos registrados a la fecha, la funcionaria de la Secretaría de Salud (Sesa) destacó que Tlaxcala se mantiene por debajo de la media nacional en este rubro, si bien exhortó a la población a estar atentos a esta problemática y solicitar el apoyo de las instancias correspondientes ante posibles síntomas.
Informó que datos preliminares señalan que el número de casos durante el periodo de pandemia de Covid-19 se ha visto incrementado debido a los diferentes problemas de salud mental presentados en la población; asimismo, de manera preliminar se sabe que los municipios con mayor incidencia son Tlaxco, Apizaco y Huamantla.
En el seguimiento que hace la Sesa sobre esta problemática de salud mental, Muñoz Romano indicó que se ha identificado que el rango de edad en el que se presentan el mayor número de casos oscila entre los 12 y 49 años, y la mayoría de las personas que decidieron quitarse la vida han sido hombres.
Explicó que los motivos que orillan a las personas a tomar esa decisión son variados, sin embargo, existe algunos que denotan un riesgo mayor a los que la población debe tomar en cuenta para solicitar el apoyo correspondiente.
“El comportamiento suicida está determinado por varias causas, como algún trastorno mental depresión, ansiedad, trastorno bipolar, esquizofrenia, entre otros, el consumo de alcohol, tabaco o alguna droga, ya que usadas en abuso inhiben el razonamiento y la organización del pensamiento y por lo tanto maximizan la impulsividad y eso origina que la persona que ya tenía una idea llegue al acto del suicidio”.
También influyen la violencia familiar y/o sexual, eventos estresantes como el desempleo, problemas en la relación de pareja y familia, pérdida de seres queridos, problemas jurídicos, laborales, pobreza, así como enfermedades orgánicas y el dolor discapacitante.
Ante ello, la funcionaria exhortó a la población a estar alertas a algunos signos de alarma que presenten sus familiares que podrían derivar en que decida quitarse la vida, como el sufrimiento, la depresión, –pues la conducta suicida está relacionada con la gravedad de esta enfermedad mental–, la ansiedad, la desesperanza y el estrés.
Otras veces, comentó, esas personas comentan directamente la idea o posibilidad de suicidarse con frases como “quiero quitarme de en medio”, “la vida no merece la pena”, “lo que quisiera es morirme”, “para vivir de esta manera lo mejor es estar muerto”.
Es posible—observó– que las verbalizaciones de algunos pacientes sean menos completas por lo que es imprescindible mantenerse atentos cuando aparecen otras sutiles como “esto no durará mucho”, “pronto aliviaré mi sufrimiento”, “dejaré de ser una carga”; así como las dirigidas hacia él mismo, el futuro o la vida tales como “no valgo para nada”, “esta vida no tiene sentido”, “estaríais mejor así”, “estoy cansado de luchar”, “quiero terminar con todo”, “las cosas no van a mejorar nunca”.
Otro signo de alarma es cuando amenaza o comenta a personas cercanas sobre esa idea, lo cual se podría entender como una petición de ayuda. “Es frecuente que se comente la insatisfacción y poca voluntad de vivir a otras personas cercanas antes que, al profesional sanitario, por lo que puede ser de gran utilidad obtener información adicional de la familia y relaciones íntimas siempre que sea posible”.
En el caso de los mayores de edad, apuntó, se deben tomar en cuenta cambios de conducta o de hábitos, por ejemplo, como el inicio de preparativos relacionados con su desaparición, arreglar documentos, cerrar asuntos, preparar el testamento, regalar objetos o bienes y llamar a otras personas para despedirse.
O, por el contrario, cuando de manera repentina pierde interés por relacionarse con la familia, amigos, trabajo y apariencia personal y comienza a aislarse o busca u obtiene información de autolesiones, sean estas lesiones más o menos relevantes.
Asimismo, otro síntoma para tomarse en cuenta es cuando la persona está muy deprimida y mejora de forma repentina e inesperada, pues es un momento en el cual el paciente pudiera sentirse con fuerzas suficientes para llevar a cabo sus planes de suicidio. En ocasiones, se nota un aumento significativo de la irascibilidad, irritabilidad, ingesta de bebidas alcohólicas en cantidades superiores a las habituales y con una frecuencia inusual, calma o tranquilidad repentina cuando previamente ha presentado gran agitación.
Muñoz Romano informó que el seguimiento que hace la Sesa a estos casos es canalizarlos a los servicios de salud mental, donde se le puede brindar atención psicológica y/o psiquiátrica según sea la condición de los pacientes y se le otorga la atención terapéutica y/o farmacológica en caso de que así lo requiera.
La funcionaria, también proporcionó algunas recomendaciones para evitar este tipo de situaciones como escuchar, mostrar empatía y generar la comunicación en el hogar o con amistades; permitir la expresión de las emociones y mostrar apoyo; tomar en serio la situación y evaluar el grado de riesgo; explorar las posibilidades diferentes al suicidio y ganar tiempo, pactar un contrato de no suicidio; identificar otros apoyos en sus redes sociales y solicitar atención de un profesional de la salud mental
“Que no hacer –expuso– ignorar la situación, entrar en pánico, decir que todo estará bien, retar a la persona a seguir adelante, hacer parecer el problema como algo trivial, jurar guardar secreto y dejar sola a la persona”, abundó la funcionaria, quien dijo que la Sesa cuenta con los números 246 129 52 29, 246 170 62 53, 246 170 62 81 y 246 146 88 00 para brindar apoyo telefónico.
Con información de La Jornada de Oriente