En las últimas décadas, la situación del oso polar ha generado preocupación debido a que se encuentra en peligro crítico de desaparecer
Los osos polares podrían dejar de existir en los próximos 30 años, así lo han informado diversos expertos e investigadores del tema; el deshielo en la Antártida y Groenlandia, así como la reducción de sus hábitats son el principal factor que ha puesto en peligro la supervivencia de esta especie desde hace ya 15 años.
La investigadora mexicana Carla Santana, quien lleva años visitando los polos para tomar fotografías y tener registro de la especie, señala que en menos de 30 años podría extinguirse debido a que la Antártida pierde seis veces más hielo que hace 40 años y Groenlandia pierde 287 gigatoneladas de hielo por año.
Los datos son alarmantes, menciona la investigadora, pues año a año la situación empeora y lejos de mejorar el hábitat de estas especies se reduce enormemente ante el calentamiento global y otros factores provocados por la actividad humana.
Los osos polares no pueden conseguir sustento suficiente en tierra, por lo que dependen del hielo para cazar, pero en la medida que decrece el hielo por el cambio climático también podrían hacerlo los osos polares, señalan los expertos.
Para que estas cifras tengan impacto y ayude a generar que la gente reflexione sobre la gran problemática que representa, la experta en ciencias biomédicas por la UNAM, propone mostrar fríamente la magnitud de esta problemática a través de la fotografía.
En entrevista con el diario Crónica la científica mexicana explicó el motivo por el cual sus fotografías no muestran justamente esta devastación en los polos, sino al contrario, muestran paisajes y postales estéticos.
“Estoy preocupada. He sentido en los últimos años que el bombardeo negativo hacia los jóvenes es tan fuerte que, lejos de causar un impacto positivo para poder cambiar, causa desolación y que creamos que no hay nada que podamos hacer. No veo mucha proyección en la conservación, en demostrar lo que aún tenemos y podemos salvar”, señaló.
De continuar con esta tendencia, se calcula que el único lugar habitable para esta especie será en las islas Reina Isabel, en el Ártico canadiense, siempre y cuando se disminuya la actual emisión de gases, lo que a corto plazo se ve difícil.
Cabe señalar que en la actualidad se estima que hay menos de 26 mil ejemplares de la especie en Noruega, Canadá, Alaska y Siberia.