Greenpeace denunció que hay cada vez menos ballenas en el mar argentino por la exploración acústica de petróleo
La ONG ambientalista Greenpeace, denunció que las ballenas del mar argentino se están acabando a causa de la exploración sísmica de petróleo que consiste en el uso de ondas acústicas o de detonaciones que permiten conocer la naturaleza de las rocas del subsuelo.
Así lo apunta un estudio realizado por el investigador César Augusto Gribaudo, del Museo Educativo Patagónico, en el que se evidencia el estado de vulneración de los cetáceos ante la amenaza de bombardeos acústicos por parte de la industria de hidrocarburo.
Titulado "Impactos de las prospecciones sísmicas en el área del Golfo San Jorge", el trabajo en el que se basó Greenpeace explica que un cañón de presión es capaz de generar niveles de intensidad sonora en el agua de 215-260 decibelios, con frecuencias de entre 10 y 300 hercios, pero se han detectado frecuencias de hasta 3 mil hercios en zonas de prospecciones.
Asimismo, un sólo buque puede llevar hasta 20 cañones, y cada uno se dispara en entre 6 o 20 segundos, a veces durante 24 horas al día. Eso quiere decir que la transmisión de pulsos acústicos es continua durante toda la exploración y, según Greenpeace, en el agua los sonidos se propagan cinco veces más rápido que en el aire.
Además, la longitud de las ondas de sonido son cinco veces más largas, así que el alcance del sonido es mucho más amplio que en la Tierra. En consecuencia, las ballenas sufren traumas acústicos que suponen la pérdida de audición temporal o permanente que, a la larga, le impiden encontrar comida y alimentarse, emparejarse, ubicarse en su retorno y evitar peligros.
Ello, porque el animal queda discapacitado y es incapaz de detectar presas para alimentarse, discernir zonas de peligro y seguir a su grupo. De hecho, del 36 al 57 por ciento de los delfines o ballenas encontrados varados o enmallados tienen una pérdida auditiva profunda, se lee en la denuncia.