La trata de personas se alimenta de la vulnerabilidad de los grupos vulnerables y por ellos el 30 de julio se celebra su combate
Este 30 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Trata de Personas con el objetivo de recordar a las naciones que el movimiento ilegal de seres humanos con propósitos de esclavitud laboral, explotación sexual, trabajos forzados o extracción de órganos son formas de esclavitud modernas que atentan contra la voluntad y la autonomía de las personas.
La violación a los derechos humanos que constituyen las prácticas de trata de personas obliga a reconocer que existen grupos en situación de vulnerabilidad que requieren de una protección especial a cargo del Estado, necesaria para satisfacer las obligaciones generales de respeto y garantía de la dignidad de todas las personas.
A las víctimas de trata se les arrebata por completo su autonomía y se dispone de sus cuerpos en contra de su voluntad, lo que genera una serie de daños graves, tanto físicos, como psicológicos y sociales. “Nadie nace o se ofrece para ser esclava” es una frase que se queda corta al reflejar la violación de la dignidad y los derechos humanos que viven las personas víctimas de trata.
Por ello, no es suficiente que los Estados se abstengan de violar los derechos, sino que es imperativa la adopción de medidas positivas, las cuales se diseñan e implementan de acuerdo con las particulares necesidades de protección de cada persona, atendiendo a su realidad y a su contexto, desde perspectivas interseccionales que tomen en cuenta la situación específica en que se encuentran, como la extrema pobreza o marginación.
De acuerdo con el Diagnóstico sobre la Situación de la Trata de Personas en México, los niños, niñas y adolescentes son utilizados por la delincuencia organizada para la comisión de delitos, explotadas sexualmente y en trabajos domésticos; las personas adultas mayores y las personas con discapacidad, explotadas en situaciones de mendicidad forzosa o explotación sexual; las personas de la comunidad LGBTTTIQ, explotadas sexualmente, y las personas pertenecientes a comunidades indígenas y en contextos de movilidad humana, víctimas de trata con diversos fines de explotación.
Sin embargo, sólo uno de cada 100 casos de trata se conoce a nivel nacional, según el Informe anual del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que las mujeres representan el 49% y las niñas el 23% de todas las víctimas de trata, mientras que la explotación sexual es el tipo más común (59%), seguida del trabajo forzado (34%). Esto nos coloca ante grupos de atención prioritaria que obligan a todas las autoridades a desmantelar las condiciones estructurales y sistémicas que conducen a las personas a una situación de vulnerabilidad a la explotación.
Hoy, la crisis de salud, económica, social y familiar generada por la COVID-19 aumenta y modifica la comisión de este delito. El confinamiento lleva a más personas a socializar a través de redes sociales o con interacciones en línea, lo cual las coloca en una situación donde pueden ser enganchadas con mayor facilidad; por otro lado, quienes viven ya en condición de trata de personas, se vuelven invisibles con el confinamiento.
En Tlaxcala el Palacio de Gobierno se pinta de azul para sumarse a esta lucha, con la que en coordinación con las autoridades nacionales se está dando un duro golpe a este práctica ha dejado a la entidad en los primeros lugares nacionales.