Lagunero perdió su trabajo por el coronavirus; hoy le va mejor en su negocio de elotes

Ramiro es estudiante de la carrera de Mecatrónica del Tec Laguna y durante la cuarentena dedica su tiempo al negocio, donde toda la familia participa.





El sabor del elote preparado al gusto, sea desgranado o entero, con crema, mantequilla, chile en polvo, limón, sal. Ramiro Díaz de 23 años, junto a su hermano Bruno, la mamá de ambos Cristina Calzada, y toda la familia Díaz Calzada, han trabajado por sacar adelante el negocio Elote 150. Un concepto donde se retoman los sabores tradicionales del elote preparado han dejado satisfecho el paladar y el antojo de cientos de laguneros que ya han probado sus deliciosos productos. Estudiante de la carrera de Mecatrónica del Tec Laguna, Ramiro recuerda que aunque tenía la idea de iniciar un negocio, quería inicialmente poner un puesto de tacos, barbacoa o hotdogs. 

Sin embargo, su madre le dio un enfoque distinto de acuerdo a la oferta de negocios que hay cercano a su domicilio en cercano al bulevar Miguel Alemán, en Gómez Palacio, en donde ya tienen cuatro meses trabajando. Antes de la pandemia por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad covid-19, Ramiro trabajaba como mesero en un bar del Paseo Morelos en Torreón, y alternaba su tiempo con sus estudios, así como con Elote 150. Pero el cierre de actividades por la contingencia fue inminente. Y ahora se dedica en mayor tiempo enfocarse al negocio familiar: “Toda la familia participa en el negocio aunque todos tienen tareas específicas en la logística”. “Pensábamos que iban a bajar las ventas; las primeras semanas sí bajó un poco, pero luego se estabilizó incluso mejor que antes, quizás porque la gente permanece en sus casas y salen a buscar el antojo, además que hemos reforzado la publicidad por redes sociales. Quizás el incremento ha sido del 20%, sigue habiendo actividad por Miguel Alemán, sobre todo para servicio a domicilio”. Por su parte, Bruno Díaz reconoció que este negocio ha sido una meta alcanzada: “Me siento feliz de poder colaborar en estos momentos en que nos estamos dedicando a apoyar el negocio en este tiempo de aislamiento y pandemia”. El enfocar el negocio a la venta de elotes hechos de manera tradicional, fue un “tiro de precisión”, ya que no hay negocios similares cercanos, sólo en ciudad Lerdo o en la plaza principal de Gómez Palacio. 

Son cuatro meses de trabajo con su propio negocio. Según refiere Ramiro Díaz, si se emprende con la idea de no crecer, es comprensible; sin embargo la idea de la familia es ir aprendiendo de la experiencia y estar abierto a la posibilidad de crecer con su idea de negocio. Saben que hay competencia, pero sí buscan diferenciarse de otros que también se dedican a vender elotes preparados: La diferencia y el valor agregado es el servicio personalizado que ofrecen a sus clientes: “Lo que importa es el servicio que se le da a la gente, hacerle sentir empatía y todos en la familia lo tiene arraigado. Nos elogian mucho las salsas que servimos y mantenemos un sentido tradicional”. Partiendo de esto, se buscará la innovación pero manteniendo siempre la fidelidad al sabor que le gusta a la gente, con la confianza y el respeto que merecen. 

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