El agujero “bastante inusual” no fue causado por la actividad humana sino por un vórtice polar ártico.
Se ha cerrado un agujero de ozono que se formó sobre el Ártico esta primavera y que se convirtió en el más grande jamás registrado.
Los científicos que se encontraban rastreando el agujero hicieron el anuncio a finales de la semana pasada.
El agujero “bastante inusual” no fue causado por la actividad humana sino por un vórtice polar ártico particularmente fuerte, detalló el Servicio de Monitoreo Atmosférico de Copérnico (CAMS).
Los expertos destacaron que COVID-19 y los confinamientos asociados probablemente no tuvieron nada que ver con esto.
“Ha sido impulsado por un vórtice polar inusualmente fuerte y de larga vida, y no está relacionado con los cambios en la calidad del aire”, agregaron.
La última vez que se observó un agotamiento químico tan fuerte del ozono en el Ártico ocurrió hace casi una década.
Un vórtice polar es un área grande de baja presión y aire frío que rodea ambos polos de la Tierra, según el Servicio Meteorológico Nacional.
Los vórtices polares siempre existen, pero generalmente se debilitan durante el verano y se fortalecen en el invierno.
El vórtice polar en el Ártico es típicamente más débil debido a la presencia de tierra cercana, así como a las cadenas montañosas que perturban el clima más que su contraparte en el sur, dijo CAMS.