A sus 77 años de edad el señor José Ramón Angulo López obtuvo su certificado de primaria con 9.4 de promedio.
Es un claro ejemplo de que nunca es tarde para estudiar.
El habitante de La Ciénega de Casal es un ejemplo de superación. Y es que por azares del destino sus padres no le pudieron brindar la educación básica, y así transcurrió su vida, sin saber leer ni escribir por más de siete décadas. Es por eso que envía un mensaje a todas las personas que aún no han terminado este nivel escolar, a que se animen y le echen ganas. Porque si él pudo, ¿por qué otros no van a poder?”, expresa.
Cuenta que en su infancia solo terminó hasta el tercer grado;
“antes los papás nos daban hasta el tercer grado, y no me quedó de otra más que dedicarme a las labores del campo”.
Cada día fue un reto superado para el estudiante. No fue tan difícil como pensaba el cursar los estudios de primaria, la clave fue el empeño. Cada vez que acudía a sus clases se esforzaba por cumplir cada una de las tareas, porque su ilusión le motivaba a seguir adelante. Y es que a falta de un estudio, el padre de familia tuvo que trabajar muy duro de sol a sol en el campo. No había manera de salir adelante sin papeles.
Con el sudor de su frente sacó adelante a su familia y pudo darle los estudios a sus tres hijos, porque no quería que su historia se repitiera. “Lo único que les hereda uno es la educación”, manifiesta el septuagenario.
El programa de alfabetización del Instituto Sinaloense para la Educación de los Adultos (ISEA) es una oportunidad para aquellas personas que aún no saben leer ni escribir o que no han terminado los estudios de
primaria y secundaria.
Así como el señor José Ramón Angulo, se puede dejar de ser parte de las mil 605 personas en Salvador Alvarado que no saben leer ni escribir y pueden obtener su certificado para continuar superándose.