Tlaxcala el paraíso de las Jacarandas

Luego del inicio de la Primera la capital se empieza a pintar de morado

Fotos: Facebook

Desde hace algunos días los tonos violetas de las flores de los árboles jacaranda enmarcan varias calles y avenidas principales de la capital y, con ello, otorgan un toque de belleza y romanticismo a la capital tlaxcalteca.

Esos escenarios son disfrutados por lugareños y turistas desde 1983, cuando el entonces presidente municipal de Tlaxcala (en la primera ocasión que gobernó esa comuna), Joaquín Cisneros Fernández, ordenó que fueran plantados en puntos estratégicos para embellecer la imagen de la comuna, eso explicó el cronista municipal de Tlaxcala, Cesáreo Teroba Lara.

Y cada año, con la llegada de la primavera, sus duraderas flores violetas asombran y “deleitan la pupila” de la ciudadanía y de enamorados que caminan a orillas del rio Zahuapan, donde existen varios ejemplares.

Pero también es posible apreciar algunos árboles sobre la carretera Puebla-Tlaxcala, la que conecta al centro de Tlaxcala con la carretera Texmelucan-Tlaxcala, así como en el camellón del bulevar Mariano Sánchez, que va desde la Casa de Artesanías hasta las Escalinatas de los Héroes.

La Calle del Vecino, estrecha vía usada por las personas para llegar a la capilla donde es venerada la Preciosa Sangre de Cristo, es otro sitio emblemático en el cual las personas disfrutan de los paisajes violetas que en esta temporada ofrecen las jacarandas tanto en las alturas como en los pisos, en donde se forman tapetes morados debido a la caída de las flores.

Y aunque en esos lugares es posible observar “las filas de jacarandas”, que se han convertido en un emblema de la capital, es posible encontrar alguno que otro en cualquier rincón del municipio y hasta del estado.

Las flores son inoloras y, además de los paisajes morados, sus frondosas ramas funcionan para la ciudadana como un sitio donde pueden guarecerse de las altas temperaturas.

Pero con relación a este árbol de ornato no todo es “de color violeta”, ya que además del crecimiento desmedido de sus ramas, sus raíces han representado un problema para los más de tres kilómetros de banquetas construida sobre la ribera del río Zahuapan, entre los municipios de Tlaxcala y Totolac, y que desde hace varios años permanecen en el abandono y dañadas.






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